lunes, 14 de mayo de 2012

De los errores

Los errores los comete uno, los aciertos los demás. Un error tiene valor cuando afecta a otras personas. No podemos saber el alcance de un error. Cuando el error de otro lo he padecido yo, con el tiempo lo he ido tapando pero de vez en cuando aparece, se hace presente y pocas veces me despierta una sonrisa. Cuando reconocemos que un error perjudica a alguien nunca lo hacemos queriendo, lo contrario no sería un error sino la voluntad de perjudicar para provocar dolor en los demás. Recuerdo, cuando tenía nueve años, que mi maestro me 
abofeteaba día sí y día también porque no era capaz de aprender el sistema métrico decimal. Con el tiempo comprendí que mi dificultad de comprensión estaba ocasionado por el pánico a los golpes diarios. Después de unos meses, y tras una enfermedad causada por el miedo al maestro, sin golpes aprendí a convertir los kilómetros a centímetros y los metros cúbicos a litros. Estoy seguro que el maestro consideraba que dejarme la cara marcada a diario fortalecería mi inteligencia y, por tanto, era lo mejor que podía hacer por mi. Después de los años lo sigo recordando, puedo entender su comportamiento, no siento odio hacia él, pero tampoco agradecimiento. Vistos hoy día, sus métodos fueron un error. Desde entonces nunca quise ser maestro ni profesor. Me horrorizaba pensar que yo también pudiera equivocarme con la mejor de mis intenciones y perjudicar o, como mínimo, incomodar a un alumno. Mi vida no se ha ido desarrollando tal como yo lo esperaba y acabé siendo profesor, y cometo errores. Cuando soy consciente de mis equivocaciones en el trato con mis alumnos, intuyo el dolor que puedo causar pero nunca sé su dimensión profunda, me quedo con la consternación de, sin querer, haber ocasionado un dolor innecesario y permanente en el recuerdo.

Por los errores que he cometido, por los que cometo y por los que cometeré, pido perdón a todos y benevolencia en el recuerdo de cada uno de los que perjudiqué, perjudico y perjudicaré.

2 comentarios:

  1. Ojalá que tuviera profesores que supieran disculparse como usted. He leído los post anteriores ¿Ha pedido disculpas la directora?
    Un saludo.
    María

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  2. Miranda.... te perdono!!!! jajajaj
    Lourdes

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