domingo, 26 de febrero de 2012

A mis alumnos de historia del arte (régimen presencial) graduados en ESPA el mes de febrero de 2012.


En la primera semana del mes de febrero finalizaron las clases para los alumnos de 4º de ESPA (Enseñanza Secundaria Para Adultos) de la Escuela de Adultos de Calvià. Unos empezaron en el mes de febrero del año 2011, otros en el mes de octubre del mismo año. Los había que estaban en el paro, otros trabajan algunas horas al día y pocos esperaban una fecha para incorporarse al mundo laboral. Todas las tardes de 16 a 21 horas, cuando entraban en el aula se les abría la esperanza de alcanzar un enriquecimiento personal, y para la mayoría, además, un futuro profesional que solo llegaría con la obtención de un título académico básico. No eran un grupo homogéneo, se conocieron en las aulas a lo largo de 8 meses. Las edades formaban un abanico de años que iba de más allá de los 40 a los que apenas tenían 18. Es habitual que haya en un centro escolar de personas adultas esta disparidad generacional. Con el paso de los días, las experiencias vividas a lo largo de la vida no fueron una barrera en las relaciones entre ellos, todo lo contrario, fue un ejercicio de tolerancia y respeto. La inquietud de los primeros días de clase dio paso, poco a poco, a la cortesía, la alegría y al compañerismo. En poco tiempo nadie fue indiferente para nadie. Algunas veces las clases se alargaban más allá de las 9 de la noche. Nunca se quejaron, esperaban a que el profesor, poco atento con el reloj, diese por finalizada la clase.
Las relaciones que establecieron entre ellos iba más allá del horario escolar. Una tarde les pregunté si querían formar una red social educativa en la que participasen todos. Ninguno puso el menor reparo. El medio para formar la red se llama “Edmodo”. A los pocos días habían colocado sus fotografías, escribían sus mensajes, colgaban videos, realizaban los ejercicios que les  proponía, preguntaban dudas que normalmente sus compañeros respondían, les permitía saber lo que se había hecho en clase cuando algún día faltaban. Era una forma de seguir cohesionados fuera del aula. Con la red social se conseguía una manera de aprender basada en los afectos.
Cuando se reincorporaron al centro después de las vacaciones de navidad, una alumna propuso hacer una fiesta de graduación al acabar el curso en el mes de febrero. A todos les pareció bien. Otro propuso hacer una orla con la foto de todos los compañeros del curso para tener un recuerdo. Pocos días después, un alumno hizo las fotografías y buscó en internet una plantilla de orla. Uno de sus compañeros dijo que tenía un amigo que las podía imprimir. Poco tiempo después, la orla estaba lista. Enseguida la vieron en la pantalla del ordenador y a los pocos días impresa. Era un papel mate, grueso, con un delicado adorno floral, donde estaba grabado el recuerdo de una etapa importante de sus vidas. La orla fue la manera de constatar el recuerdo de un tiempo que unió el esfuerzo y el compañerismo, el miedo al fracaso y la alegría del éxito.
Se acabó el curso, quedaba pendiente celebrar la graduación. Ya no iban a clase, su punto de encuentro era a través de “Edmodo” ¿Cuántos asistirían a la cena? El ánimo y el desánimo se sucedían. “Parece que no hay mucho interés”, decía uno. “¿Hacemos o no hacemos la cena?”, decía otra. Fue una incógnita que duró hasta el mismo día de la celebración. El sábado 18 de febrero de 2012 a las 21,30 horas, en el Mesón de Son Ferrer era el momento y el lugar del encuentro. Poco a poco fueron apareciendo cada uno de ellos al que con toda seguridad sería su último encuentro como compañeros de curso. Algunos de los ya graduados estuvieron acompañados por amigos y familiares que dieron a la alegría una fina capa de solemnidad. La carne muy hecha, poco hecha o normal, se condimentó con anécdotas, comentarios, recuerdos, sonrisas, risas y miradas agradecidas. Después de los postres vino el reparto de orlas. Tuve el honor de repartirlas. Por orden alfabético se levantaron uno a uno a recoger la suya. La última fue la que recibí de manos de un alumno. En el reverso de la mía escribieron una dedicatoria y debajo la firma de todos. El colofón vino marcado por el discurso de Ana, escrito a mano sobre dos hojas de papel cuadriculado. Sencillo, directo a la emoción. La primera parte recordaba cómo se fue fraguando la estrecha relación entre todos los compañeros del curso. La segunda estaba dirigida al profesor, a mi. Eran unas palabras entrañables y cargadas de agradecimiento que ya forman parte de mi equipaje afectivo. A la salida del restaurante no hubo una despedida sino un “seguiremos en contacto”.

Siempre he pensado que la más alta distinción de un profesor es el reconocimiento de sus alumnos. Ellos me otorgaron esa distinción. Ha sido un honor haber sido su profesor, he tenido el orgullo de haberles tenido como alumnos. Les agradezco profundamente el nombramiento honorario de padrino de curso. Gracias a: Helen, Tania, Encarni, Ana, Rocío, Benja, Alberto, Juan Francisco, Miguel Ángel, Juan Carlos, James y Manuel. Gracias a todos. 



1 comentario:

  1. Acabo de leer este comentario, y me he quedado sin palabras,tan solo puedo decir que bonito.Ademas me alegra que se quede un gran recuerdo entre alumno y profesor a parte para rematar ese detallázo de la orla, me ha encantado,es una gran anécdota para contar.Yo quiero añadir que este año he empezado para optar el Graduado Escolar,pero es al contrario del vuestro, asisto a presencial por la mañana y he empezado en 3 de la E.S.O. .El primer día que tuve Ciencias Sociales tuve un escalofrío de sensación buenísima, al escuchar a mi profesor (Miguel)con sus palabras explicándose tan bien y siendo tan natural y directo. Yo soy una persona familiar y tímida al principio, y a la hora de comer en casa mis padres me preguntaron ,¿que tal hoy hijo? y yo les conteste," ¡¡muy bien¡¡ hoy hemos conocido al profe de Sociales,y me a dado buenas sensaciones",miré a mi padre y le dije "Padre a ti te caeria muy bien" mi padre me hizo un guiño y me dijo "lo se hijo, lo se" ahora cuando llego siempre a casa me pregunta por el , ademas le encanta sus comentarios de su blog igual que a mi suegra.

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